Pequeñín tiene un mal día y los sentimientos a flor de piel... Grandullón le propone salir a dar una vuelta y le asegura que las emociones son pasajeras, como las nubes, pero que el amor nunca cambia.
Esta historia nos recuerda que, incluso en un mal día, el amor es para siempre, pase lo que pase.
Un cuento perfecto para una etapa complicada en la que haya rabietas, mal humor o desregulación.