CANALES TORRES, CARLOS / DEL REY VICENTE, MIGUEL
Dueña y soberana del Océano Atlántico, la monarquíaespañola se vio sometida al acoso de otras naciones europeasque se consideraban injustamente excluidas de lasinmensas riquezas de las Indias.Piratas y corsarios, ingleses, franceses y holandeses,en ocasiones con el abierto apoyo de sus países, comenzarona atacar las naves que regresaban de América cargadasde tesoros y las recién nacidas ciudades del NuevoContinente. La respuesta española no se hizo esperar: lasflotas de Indias crecieron en poder y fuerza para poderdefenderse.La desaparición del rey Sebastián de Portugal enAlcazarquivir permitió a Felipe II, tras una operación militarde gran envergadura, ejercer su derecho sobre el tronolusitano. En posesión de las dos principales flotas, la españolay la portuguesa, podía abordar con garantías el ataquea Inglaterra, destruir su monarquía protestante eimponer un soberano católico, afín a sus intereses. Antes,solo debía neutralizar a un nuevo y poderoso adversario,el prior de Crato, que con el apoyo de Francia, y una granarmada, ambicionaba el trono de Portugal. Su derrotaante don Álvaro de Bazán, en aguas de las Azores -conocidascomo Terceras-, en el primer combate naval deenvergadura librado en el Atlántico, elevó la moral deEspaña y ayudó a la organización de La ArmadaInvencible.Desde el combate de las Terceras, hasta el desastre deInglaterra, habrían de nacer las reglas del viento que,desde entonces, se impondrían para hacer la guerra en elmar.
Dueña y soberana del Océano Atlántico, la monarquía española se vio sometida al acoso de otras naciones europeas que se consideraban injustamente excluidas de las inmensas riquezas de las Indias. Piratas y corsarios, ingleses, franceses y holandeses, en ocasiones con el abierto apoyo de sus países, comenzaron a atacar las naves que regresaban de América cargadas de tesoros y las recién nacidas ciudades del Nuevo Continente. La respuesta española no se hizo esperar: las flotas de Indias crecieron en poder y fuerza para poder defenderse. La desaparición del rey Sebastián de Portugal en Alcazarquivir permitió a Felipe II, tras una operación militar de gran envergadura, ejercer su derecho sobre el trono lusitano. En posesión de las dos principales flotas, la española y la portuguesa, podía abordar con garantías el ataque a Inglaterra, destruir su monarquía protestante e imponer un soberano católico, afín a sus intereses. Antes, solo debía neutralizar a un nuevo y poderoso adversario, el prior de Crato, que con el apoyo de Francia, y una gran armada, ambicionaba el trono de Portugal. Su derrota ante don Álvaro de Bazán, en aguas de las Azores -conocidas como Terceras-, en el primer combate naval de envergadura librado en el Atlántico, elevó la moral de España y ayudó a la organización de "La Armada Invencible". Desde el combate de las Terceras, hasta el desastre de Inglaterra, habrían de nacer las reglas del viento que, desde entonces, se impondrían para hacer la guerra en el mar.