Los de rayas vivimos en el mejor de los mundos. A veces hacemos fiestas para los árboles, nos disfrazamos, cantamos y comemos hojas. Al otro lado del bosque viven los de lunares, pero no los conocemos. Allí ha llovido tanto que se les ha inundado todo y quieren quedarse con nosotros hasta que se seque, pero ellos comen galletas y no cantan nuestras canciones ni hacen fiestas del árbol. ¡Qué desastre!