Tony Sánchez vivió de cerca el meteórico ascenso a la fama de los Rolling Stones. Formó parte del núcleo duro de la banda desde mediados de los años 60 y a lo largo de la década de los 70 y fue amigo personal de Mick Jagger, Keith Richards y del malogrado Brian Jones. Su privilegiada posición con respecto a la vida e intimidad de los Stones dio lugar a una de las biografías más originales, gamberras y trepidantes de la banda de rock más famosa del mundo.«Spanish Tony», con sus buenos contactos en el lumpen londinense, se convirtió rápidamente en el camello de la banda y de sus aristocráticas amistades. A él recurrían cuando querían comprar drogas, lo que sucedía muy a menudo, sobre todo cuando el consumo se convirtió en adicción. Pero Sánchez fue mucho más que el «dealer» de la banda, ocupándose de toda una serie de tareas más o menos profesionales en calidad de «ayudante» de Keith Richards. Era el que lo sacaba de apuros cuando el coche del guitarrista acababa en siniestro total, o el que consolaba a las ilustres mujeres de los Stones, como Marianne Faithfull o Anita Pallenberg, cuando estos desaparecían o estaban ocupados alimentando otras pasiones. Sánchez vivió de cerca algunos de los momentos álgidos de la carrera de la banda: sus conciertos más gloriosos, aunque también los más trágicos -su relato de la debacle de Altamont es prodigioso-; sus altercados con los tribunales y la persecución que padecieron por parte del «establishment» y sus resortes, las traiciones y rencillas que se produjeron en el seno de los Stones, las transfusiones de sangre en Suiza a las que se sometieron para eludir la justicia, los escarceos en el cine de Mick Jagger, la vida salvaje en Nellc´te durante la grabación de «Exile on Main St»...«Yo fui el camello de Keith Richards» es un libro memorable, entre el culebrón desenfrenado y la crónica más vívida, plagado de anécdotas y momentos imborrables, quizá la biografía que rinde un más sincero homenaje a la célebre tríada del buen canalla: sexo, drogas y rock n' roll.