La filosofía del arte es importante porque el arte es importante. Uno de los propósitos de este libro es, en palabras de su autor, «mostrar que buena parte de la filosofía del arte no ha sido planteada con claridad». Son las técnicas de investigación filosófica que se pueden aprender de Wittgenstein las que permiten reconocer las confusiones en la filosofía del arte reciente y mostrar en qué consisten, y son algunos aspectos más pronto abandonados de su obra los que nos permiten una mejor comprensión de la que es aquello que genera éstos tropezones filosóficos.
Este ensayo se centra en la propia palabra arte y en algunos de los muchos intentos de formular una definición filosófica y de conseguir así una comprensión teórica del arte. La pregunta principal es, por lo tanto, la tradicional ¿Qué es arte?. Si bien en la primera mitad del siglo XX, los especialistas en estética y los filósofos del arte no tenían duda que unas de las tareas capitales, si no la tarea capital, de su disciplina era responder la pregunta con una definición o teoría general del arte, esta suposición sobre la función capital de la estética se cuestionó los años cincuenta, en gran parte a partir de las Investigaciones filosóficas de Wittgenstein (1953). Y desde entonces ha habido nuevas olas de ensayos sobre teoría y definición.
Como nos recuerda Salvador Rubio, traductor y editor de esta magnífica versión, Tilghman se inclina por una concepción terapéutica (en el sentido wittgensteniano del término): la función de la estética, en tanto que filosofía, es detectar y deshacer los malentendidos que nos impiden comprender adecuadamente el arte.