La palabra de las prostitutas es un verbo silenciado, marginado y proscrito.
El poder político las ha declarado víctimas de una violencia que se ejerce a traveÌÁs del sexo.
Las han clasificado como pobres, sin estudios, sin capacidad para conseguir otros trabajos.
Sobre esa descripción se sostiene la iniciativa política de "abolir" la prostitución, perseguir a los clientes y cerrar todo lugar donde se ejerce sexo mercenario.