Un relato confesional y luminoso del caos doméstico y mental de la vida moderna.
La menor de una familia que escuchaba a Raphael y no a Serrat, que se hizo adulta aprendiendo que el mundo se divide entre los que cuidan y los que son cuidados, es hoy periodista, madre y testigo de los rituales culturales y políticos de un Madrid solemne y ufano. Entre ruedas de prensa, lavadoras pendientes y paquetes de fideos en la alacena, Ángeles Caballero presenta este dietario: el de «una mujer con carro de la compra que escribe», mientras observa cómo sus hijos transitan la adolescencia.
Tras emocionar y divertir a miles de lectores con Los parques de atracciones también cierran, Caballero regresa para explorar, desde su costumbrismo pizpireto, la experiencia de la madurez femenina. Una crónica de agobios y sainetes con los que se construyen tantas vidas urbanas de mujeres de clase media, funambulistas de todos los dramas y comedias.