Un viaje. Una escapatoria. Un reencuentro con la vida. La aplaudida ópera prima del argentino Iosi Havilio.
A partir del diagnóstico de un viejo caballo, en un campo cercano a la colonia psiquiátrica Opendoor, una joven estudiante de veterinaria descubre un lugar de pertenencia, donde mitiga su falta de vínculos y la ausencia de su novia. El desplazamiento entre la ciudad y el campo construye una dinámica que transforma y amplifica los rasgos sensoriales en la voz de su protagonista. Opendoor es una novela de aprendizaje en tiempos en los que ya nadie quiere aprender ni aquello que sabe.
Un viaje. Una escapatoria. Un reencuentro con la vida.
Opendoor es la aplaudida ópera prima del argentino Iosi Havilio.
Aviso de lectura
Mi amiga Marta está estudiando un máster en Recursos Humanos.
- ¿Qué os enseñan ahí?
- A no querer a nadie.
Al oírla pensé que era un poco tonto pagar una pasta por algo que aquí y ahora y mientras todo siga igual -capitalismo + sálvese quien pueda- es ya enseñanza que la vida día a día nos ofrece gratis.
Esta novela nos cuenta sus efectos. Lo hace narrativamente: una joven que trabaja en una clínica veterinaria y cuyo nombre nunca sabremos conoce a otra joven, Aída, y se enamoran o algo parecido. Un día mientras pasean por el barrio bonaerense de La Boca su novia desaparece y más tarde cree reconocerla en la figura de un cuerpo que se arroja a las aguas profundas y corrompidas del riachuelo porteño.
Viaja hasta las proximidades de un pueblo llamado Opendoor -en su origen una clínica psiquiátrica creada de modo experimental- para visitar a un caballo enfermo y se queda a vivir y convivir con Jaime, el extraño, tosco y torpe dueño del animal. Luego encuentra, desea y ama, o algo parecido, a Eloísa, «bruta, hermosa, elemental, que solo pienso en tocar, tocar y tocar», apenas una adolescente y ya un ser a la intemperie por cuya cabeza no pasan esas preguntas -¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿De dónde vengo?- con las que el viejo humanismo trató de educarnos.
La historia sigue. Sin tremendismos. Con la tranquilidad de un esquiador que se desliza ignorante hacia un precipicio.
Al despedirnos Marta me da un beso y le pregunto:
-Y tú, ¿lo has conseguido?
-No, de momento no consigo dejar de quererme. Nadie es perfecto.
Críticas:
«Iosi Havilio, a partir de un lujurioso manejo del relato, logra hacer de Opendoor un debut promisorio.»
Juan Pablo Bertazza, Página 12
«Sin duda se trata de uno de los grandes narradores argentinos surgidos en los últimos tiempos.»
Martín Caamaño, los inRocks