La economía de mercado es mucho más que una mera técnica social inspirada en los principios de la economía política. Es el único sistema armonizable con la libertad del hombre y con una estructura del Estado que ofrezca seguridad y garantice la prevalencia del derecho.
Esta finalidad sólo puede conseguirse cuando se reconoce que la economía de mercado no lo es todo y queda inscrita en un orden superior por encima de la libertad de precios y de la libre competencia; es decir, cuando se reconoce que las cosas auténticamente decisivas son las que están más allá de la oferta y la demanda.