La lección de anatomía es una indagación psicológica y sexual, una novela de aprendizaje en la que la autora es el forense que practica la autopsia y al mismo tiempo el cadáver sobre la mesa del depósito: el cadáver está vivo y la autopsia es más bien una vivisección.
Intimidad y distancia, violencia y ternura, se dan la mano para configurar un texto intrépido que escarba en lo más profundo de la memoria personal y trata de rehabilitar un género -quizá, la confesión-. La lección de anatomía es una novela concebida desde una materia autobiográfica que se revisa críticamente sin caer ni en la autocomplacencia ni en el narcisismo, mientras se repasa el proceso
de construcción de una identidad femenina particular que puede ser, a la vez, la de toda una generación.
Marta Sanz deshace alguno de los tópicos sobre la condición femenina: el cuerpo y la imagen, la familia, la maternidad, la amistad y las relaciones de trabajo entre mujeres. Se reivindica el derecho a mirar desde otro lado, a veces oscuro, a veces humorístico, para seguir hacia adelante. Se habla sobre la urgencia de detenerse y de pensar. De no complacer siempre. La lectura de estas páginas produce una sensación con la que resulta difícil encontrarse en la literatura de hoy: la autenticidad de un exhibicionismo, de un desnudo, que es valiente y paradójicamente generoso.