Tras Agujero negro y Vista final, Charles Burns se consagra internacionalmente con una nueva obra maestra de tintes autobiográficos.
De niño, Brian Milner rodaba películas de ciencia ficción en su casa con la colaboración de toda su pandilla, que interpretaba a víctimas de aterradores asesinatos usando lápiz de labios para simular sangre. Hoy, Brian es un talentoso aspirante a cineasta, y planea un viaje a una cabaña remota en el bosque junto con sus amigos Jimmy, Tina y Laurie (esta última se ha convertido en su musa, aunque con cierta reticencia). Quiere rodar una auténtica película de terror y ciencia ficción con una vieja cámara de 8 milímetros, que a la vez será un homenaje a su película favorita: La invasión de los ladrones de cuerpos.