El joven monje Umberto acompaña al abad Martín en un viaje desde su monasterio en Francia a Constantinopla con la misión de buscar reliquías de los Santos Lugares para atraer a nuevos fieles. Inocente y confiado, asiste horrorizado a los desmanes de los cruzados. Umberto salva la vida a una mujer años después. En el viaje de vuelta a su abadía, Umberto estará expuesto a todo tipo de peligros y amenazas.
Umberto de Quéribus, un joven monje blanco, emprende un viaje en 1204 acompañando a su abad con destino a Constantinopla. A partir de este momento, su vida cambia por completo, arrastrado a peligros y situaciones extremas en las que perderá toda candidez infantil. Durante el viaje de regreso a su monasterio conocerá la sinrazón de la guerra, la violencia desmedida, la inmoralidad de la avaricia; también será consciente de los verdaderos efectos de la obediencia debida, de la enorme incertidumbre de saber lo que está bien y lo que está mal, inmerso en una lucha constante entre lo que le han enseñado y lo que en realidad siente. Recibirá la punzada del amor irrefrenable y adolescente, el desasosiego producido por el sentimiento de la culpa, el zarpazo del resentimiento y, sobre todo, el sentido más profundo de la amistad encarnada en el caballero Esteban de Clary y en el monje Roger, de cuya mano aprenderá el significado de la cultura, la importancia de lo que se escribe, y la influencia y poder que tiene el copista para manejar, alterar o cambiar lo escrito. Su inconsciente acercamiento a la herejía le pondrá en peligro, hasta el punto de tener que abandonar su monasterio, después de haber visto sembrado el desastre a su alrededor.