Durante décadas, los videojuegos han sido injustamente considerados una forma de narrativa menor. Y, sin embargo, todos los que hemos sentido cómo se nos encogía el pecho al descubrir una ciudad sumergida, al caminar por una tierra desolada tras la guerra, al acompañar a un niño que lleva a cuestas el peso del apocalipsis
sabemos que hay algo más. Hay relato. Hay épica. Hay tragedia, belleza, misterio. Hay una tradición literaria que, aunque reciente, se enraíza en lo más profundo del alma humana.
Gamelore nace de esa certeza, y de un diálogo entre pasiones compartidas.