Esperando a Montgomery nos permite, por un lado, rememorar una literatura que cabría definir como "literatura de espera", donde sobresalen obras capitales como Esperando a Godot, El desierto de los tártaros o El coroel no tiene quien le escriba. Pues bien, en su nueva novela, Fonseca nos mantiene divertidamente expectantes ante la demorada llegada de una ilusión: un figurado director de cine llamado Montgomery.