A finales del siglo XV en Toledo, como en toda Castilla, aún perduran la infamia y la oscuridad.
Una joven judía caerá tras los cerrojos del Santo Oficio, mientras su hijo Harel es recogido en el Sancti Spiritus, un remoto monasterio del norte. Allí, el padre Flaino lo introducirá en la escritura, los libros y el conocimiento, hasta que un benedictino de apetitos inconfesables se hace cargo de la enseñanza del muchacho. Sometido largo tiempo a sus ultrajes, ingresará con él en el colegio universitario más prestigioso de Salamanca, donde podrá reencontrarse con Flaino, director de la biblioteca.
Y será el escribano quien ponga fin al tormento, quien lo saque de las garras del corrupto, maquinando un minucioso y secreto plan que nadie debe conocer jamás. Aunque el precio a pagar será muy alto para ambos.
Años más tarde, tres vidas confluirán en aquel Principado montaraz y neblinoso: don Alvar de Aguilar, el tirano señor de Ordiales; la novicia Prisca de Salazar, noble toledana obligada a un matrimonio que no desea; y el eremita Mathías, conocedor de una mentira demasiado grande.
