Fábula moral acerca de la condición humana, EL SEÑOR DE LAS MOSCAS es además un prodigioso relato literario susceptible de lecturas diversas y aun opuestas. Si para unos la parábola que WILLIAM GOLDING estructura en torno a la situación límite de una treintena de muchachos solos en una isla desierta representa una ilustración de las tesis que sitúan la agresividad criminal entre los instintos básicos del hombre, para otros constituye una requisitoria moral contra una educación represiva que no hace sino preparar futuras explosiones de barbarie cuando los controles se relajan.