¿Qué hace un profesor si en su primer día de clase un bocadillo vuela por los aires? No sabemos lo que harían otros, pero el profesor McCourt en su primer día de clase en el instituto McKee de Nueva York lo recogió del suelo y se lo comió, para gran sorpresa de sus alumnos.
Este es sólo un ejemplo de los métodos poco convencionales que usa el recién estrenado profesor de secundaria con sus estudiantes. Haciendo más caso a su intuición y a lo que le dicta su conciencia que a las directrices académicas, consigue despertar el interés de los jóvenes. Se dedica a escuchar a sus alumnos y a aprender de ellos, poniéndose a su altura para conocer sus inquietudes, sus gustos y su forma de ver el mundo.
Treinta años como profesor de secundaria dan para muchas anécdotas, muchos dramas, muchas comedias. Pero El profesor sólo podía ser obra de una sensibilidad y un conocimiento de la naturaleza humana que pocoas autores tienen el privilegio de poseer. En estos treinta años, en algunas de las zonas más conflictivas de Nueva York, el autor, sin temer hacer uso de los recursos pedagógicos menos convencionales, puso todo su empeño en relacionar lo que aprendían sus alumnos en la escuela con sus propias vidas y sus problemas diarios, tratando de acercar dos mundos a veces irremediablemente separados. Una lección académica y literaria que acaba convirtiéndose en una auténtica lección de vida.