¿Se puede narrar un país, esa entelequia? ¿Es posible articular con palabras la abigarrada suma de confusiones que hierve bajo la solemnidad triste o hueca de una bandera? Tal vez no. Alguien, sin embargo, ha logrado narrar la persecución de ese relato y convertirla en el gran hallazgo. Un hombre contempla la carretera: «Sería un alivio tener una misión. Pero no aspiro a tanto 'escribe'. Me contentaría con saber qué estoy buscando. Quizás, en el camino, lo consiga». Lo consigue porque hallará la búsqueda.