Neil Armstrong era un ingeniero brillante y reservado que prefería los datos técnicos a las ruedas de prensa. Buzz Aldrin luchó contra sus demonios personales con la misma determinación que puso en pisar la Luna. Alan Bean abandonó la NASA para pintar sus recuerdos espaciales con polvo auténtico del satélite incrustado en los óleos.
Sesenta años después de que Laika abriera el camino hacia las estrellas, la conquista del espacio sigue siendo la aventura más audaz de nuestra especie. Pero lejos de la retórica oficial, ¿qué hay detrás de los cascos y los trajes espaciales? ¿Cómo son realmente los hombres y mujeres que han convertido la exploración espacial en biografía personal?