Quién no ha querido alguna vez visitar los lugares que aparecen en una novela o en un cuadro que nos guste para comprobar si son como nos los describen o nos los hemos imaginado. Eso es lo que nos propone Nedim Gürsel en " De ciudad en ciudad " , buscar las huellas y lsombras de los artistas más significativos de cada lugar. Así nos descubre Bruselas de la mano de Baudelaire, Praga a través de los ojos de Kafka y de N¢zim Hikmet. El San Petersburgo de hoy no es para Nedim Gürsel menos real que lo fue el de Pushkin ni menos terrible que el de Dostoyevski. Recorre Ucrania con Gogol, Chevtchenko y Bulgakov; el Volga con Gorki; Bosnia con los recuerdos de Ivo Andric y Albania con la prosa de Ismaíl Kadaré; Nueva Orleans, evocando al Tennessee Williams de Un tranvía llamado deseo y la música de Louis Armstrong; Tánger con toda su corte literaria; y el Buenos Aires arrabalero en compañía de Borges. Recuerdos y evocaciones literarias que se entremezclan con las pinceladas de Caravaggio, Giorgione, Bellini, Delacroix, Matisse..., para concluir en su amado Estambul, siempre presente e imborrable en su memoria.
Quién no ha querido alguna vez visitar los lugares que aparecen en una novela o en un cuadro que nos guste para comprobar si son como nos los describen o nos los hemos imaginado. Eso es lo que nos propone Nedim Gürsel en " De ciudad en ciudad " , buscar las huellas y lsombras de los artistas más significativos de cada lugar. Así nos descubre Bruselas de la mano de Baudelaire, Praga a través de los ojos de Kafka y de Nâzim Hikmet. El San Petersburgo de hoy no es para Nedim Gürsel menos real que lo fue el de Pushkin ni menos terrible que el de Dostoyevski. Recorre Ucrania con Gogol, Chevtchenko y Bulgakov; el Volga con Gorki; Bosnia con los recuerdos de Ivo Andric y Albania con la prosa de Ismaíl Kadaré; Nueva Orleans, evocando al Tennessee Williams de Un tranvía llamado deseo y la música de Louis Armstrong; Tánger con toda su corte literaria; y el Buenos Aires arrabalero en compañía de Borges. Recuerdos y evocaciones literarias que se entremezclan con las pinceladas de Caravaggio, Giorgione, Bellini, Delacroix, Matisse..., para concluir en su amado Estambul, siempre presente e imborrable en su memoria.
