La Ley de Memoria Democrática carecería de sustentación lógica-admítase el oxímoron- sin la consideración de la II Repúblicaespañola como uno de los periodos democráticos «interrumpidos porquienes pretendieron alejar a nuestro país de procesos más inclusivos, tolerantes, de igualdad, justicia social y solidaridad». Tras leeresa frase que supera con creces los más exorbitantes dislates, elautor juzgó necesario abordar la redacción de esta monografía sobre la deficiente calidad democrática de la II República española. A lolargo de sus páginas se rememoran algunos de los más destacados hitosde la vida política republicana -no todos, pues se ha sacrificado laexhaustividad en aras de la concisión- con abundante remisión a lasfuentes de la época y a los propios protagonistas de aquellos hechos.El lector contará con suficientes elementos de juicio de un régimenpolítico y de su clase dirigente viciados desde su inicio por el odioenfermizo hacia los rivales políticos, considerados enemigos.
Nada más lejos de la realidad de aquel momento que latolerancia inclusiva a la que alude la Ley de Memoria D