Cantos del abandono reflexiona sobre la visión del mundo de la autora en la hondura de un paisaje vivo en su memoria para referirse a las heridas de la existencia, a la búsqueda de la identidad, a la soledad y el abandono, a la pérdida, en definitiva a la oscuridad en la que se debate el ser contemporáneo, un yo desolado que ofrece al poema todos sus claroscuros y zonas de luz que se liberan a través de la plasticidad un paisaje sobrio, reflejo de lo reflejado.