Mientras esperaba a Merton aquella mañana en su despacho de Queens, donde llevaba ya un cuarto de hora sentado con el mejor ánimo después de haber sido citado a las diez por el propio Merton, descubrí alarmado y por casualidad al cruzar las piernas que, sin ninguna explicación más allá del mero desgaste, llevaba un agujero en el talón del calcetín derecho del diámetro de la noria de Coney Island, lo que me sumió en un estado de abatimiento muy desaconsejable para afrontar la reunión en la que Merton, como me había anunciado, me iba a encargar el guion de una nueva serie.
La recomendación por parte de su terapeuta de un paseo relajante por las playas de los Hamptons lleva al protagonista de esta historia a coincidir con un exitoso productorde televisión al que conoce desde hace tiempo, quien le ofrece la posibilidad de revitalizar su carrera como guionista y le encarga el guion de una bucólica serie familiar ambientada en las montañas. Sin embargo, lo único que parece preocuparle es un agujero en su calcetín derecho.
A partir dese momento, se irá revelando de forma progresiva una real