Esta novela es la gran aventura de una mujer inánime que recupera su propia alma. Después de un largo matrimonio, una mujer enamorada y lúcida se experimenta insatisfecha de la sexualidad promiscua de su amo-marido. Los intercambios de pareja y las orgías pequeño burguesas le saben a malversación del amor. Cuando en el verano de su biografía -un destino en el que ha sido mera comparsa de un sátiro- siente que su vida ni es bella ni sagrada, se propone un cambio: la mujer pasiva y complaciente se revela como una heroína condenada al vértigo permanente de la soledad. Muchas veces el amor no es compartir, sino una viscosa adicción, una larga renuncia a los propios sueños.
Muchas veces amar es inmolarse en el fuego que otros encienden. Cuando la protagonista percibe su desdicha como un castigo por un error de juventud, se confronta con su propia devastación sentimental y no sólo recupera su dignidad, sino que vuelve a nacer y se reconcilia con la paz de los sentidos. La vida auténtica. Sofía es el exacto negativo de madame Bovary que recorre su mismo camino pero en sentido inverso. Pocas veces alguien logró un retrato tan preciso, y por lo tanto desgarrador, de los abismos del alma de una mujer demediada.
El lector tiene entre las manos una de esas infrecuentes novelas que se someten a la exigencia absoluta de rescatar todos los detalles de un alma en carne viva. El amor, la vida, los hijos, el dolor, la nostalgia, el pecado, la expiación y la esperanza manan de estas páginas como una fuente borbollante. Es una epopeya y un teorema de los amores que no merecen tal nombre.
