MANUEL PLAZA / MICHEL BOISVERT
Los Ejercicios de San Ignacio son, ante todo, la proclamación del Evangelio y un modo evangélico de acogerla. En este sentido constituyen una pedagogía de la experiencia cristiana. Para hacerlos no es preciso (no es siempre posible) recluirse durante un mes, alejarse de todo y de todos, para estar a solas consigo mismo y con Dios. San Ignacio así lo entendió y, por eso, en la anotación 19 del libro de los Ejercicios preveé la posibilidad de hacerlos integrados en el ritmo de la vida ordinaria, de descubrir y vivir el sentido unitario de la experiencia humana y cristiana, partiendo de las realidades que constituyen la trama de la vida de cada día.Puede decirse, pues, que los Ejercicios personalizados en la vida corriente, individualmente o en grupo, son uno de los grandes medio que tenemos hoy de comprender la riqueza y el fuerte dinamismo de la espiritualidad de San Ignacio: de descubrir de una manera existencial lo que es la experiencia cristiana iluminada por el Evangelio y los interrogantes del vital acontecer diario.Si hoy presentamos esta obra, es únicamente con el fin de prestar un servicio, tanto a los sacerdotes y religiosos como a los laicos: tanto al animador de los Ejercicios como al ejercitante. Nos parece que la experiencia de los Ejercicios personalizados es un gran medio para aquellas personas, comunidades o grupos cristianos que quieren cuestionarse su vida, potenciar su experiencia humana y de fe y entrar en opciones cristianas serias al servivio de la fe y la justicia, desde el decubrimiento en sus vidas del Cristo vivo hoy.