La pesca al lanzado de los salmónidos, sin distinción de señuelos, es seguramente la técnica más polivalente para capturar truchas y salmones. Gracias a la llegada de técnicas inglesas, muy eficaces en lagos de montaña y en otras aguas llanas, esta pesca también ha incorporado el uso de cebos, que pueden llegar a ser propulsados a muy largas distancias.