Cuando investigar se hace de manera "invisible" ante los ojos de los demás estamos hablando de Observación Participante.
De manera premeditada o inconsciente el ser humano la ha practicado desde tiempos remotos en su afán por conocer e interactuar con las personas y el medio en que uno se desenvuelve.
En el terreno de las ciencias sociales cuando la investigación requiere de una aproximación al entorno para interpretarla en primera persona, el investigador se convierte en actor y, a partir de ahí, según el objetivo del estudio, podrá desempeñar diferentes papeles según su grado de participación e implicación. Desde el anonimato, hasta su representación de manera explícita, la Observación Participante se convierte en una excelente técnica para entender una realidad construida y sometida a cierto grado de encubrimiento.
Desde ese momento, el observador se convierte en un "detective de la realidad social" con el objetivo de indagar, conocer, explicar y hasta predecir qué hacemos y por qué nos comportamos de una determinada manera.